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Jueves después del Miércoles de Ceniza

Lc 9, 51

Hoy comenzamos con el Evangelio de Lucas. A lo largo de la Cuaresma, nuestras meditaciones se centrarán principalmente en la presentación que hace Lucas del épico viaje de Jesús a Jerusalén.

Lucas 9 reviste una importancia decisiva. Jesús envía a los Doce con autoridad «sobre todos los demonios» (Lucas 9:1). Da de comer a más de cinco mil personas (Lucas 9:10-17), y Pedro reconoce que Jesús es realmente el Mesías largamente esperado (Lucas 9:18-21). Luego, la historia cambia cuando Jesús confiesa que «es necesario que el Hijo del Hombre padezca mucho y sea desechado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y que lo maten» (Lucas 9:22).

Ahora, después de la Transfiguración de Jesús, «cuando se cumplieron los días en que había de ser alzado, se propuso resueltamente viajar a Jerusalén» (Lucas 9:51 nab). Comienza el viaje. Jesús está decidido. Sabiendo que su Pasión y su muerte le esperan al final de su viaje, Jesús está «resueltamente decidido» a emprenderlo.

¿Qué significa estar «resueltamente decidido»? La palabra resuelto implica ser firme e inquebrantable en el amor, la lealtad o la convicción. La palabra decidido implica estar ligado a un propósito, misión o persona. Estar «resueltamente decidido» significa estar ligado por lealtad o amor. Jesús está atado por amor al Padre, ft es la Persona del Padre quien forja la determinación resuelta de Jesús.

Para muchos de nosotros, la Cuaresma es un tiempo en el que adoptamos penitencias cuaresmales y compromisos especiales con Dios para crecer en santidad. Pero, con demasiada frecuencia, nuestras penitencias cuaresmales toman la forma de nuestros propósitos de Año Nuevo: tenemos buenas intenciones al principio, pero cuando la vida se complica, nuestra determinación se atrofia y nos damos por vencidos.

De la misma manera que la firme determinación de Jesús se forjó en su relación con el Padre, a nosotros nos forja nuestro compromiso con una persona. Independientemente de dónde te encuentres en tu relación con Jesús, de lo bien que le conozcas o de cuántas preguntas tengas sobre él, te invita a seguirle en esta Cuaresma.

Imagina por un momento que Jesús te está mirando ahora mismo. Te está preguntando: «¿Me seguirás? ¿Te quedarás conmigo? ¿Estás decidido a acompañarme todo el camino hasta Jerusalén?»

Para tu oración

Quédate aquí diez minutos más.

Reza con Lucas 9:18-22 y 9:51. Estate presente en la escena. Acompaña a Jesús. Pide al Espíritu Santo que te ayude a ver lo que la gente del Evangelio vio y a oír lo que oyeron. Deja que la escena se desarrolle en tu imaginación como lo hace en la Biblia. Luego, al final de la escena, imagina que Jesús te mira. Jesús te pregunta: «¿Estás resueltamente decidido a seguirme hasta Jerusalén?».

¿Qué palabras te han llamado la atención mientras rezabas? ¿Qué te ha removido el corazón?

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