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Lunes 19 (I semana de Cuaresma)

¿Por qué vino Jesús? ¿Por qué la Navidad y la Encarnación? ¿Por qué la Cuaresma, la Semana Santa y la Pascua? ¿Por qué caminamos juntos en este viaje épico a Jerusalén? Vivimos en un mundo obsesionado por la diversión: anhelamos el fin de semana, anticipamos nuestras vacaciones, disfrutamos de la fantasía. Pero, ¿debe ser así? Para entender a Jesús, para entender este viaje, tenemos que comprender que nuestras vidas aquí en la tierra no son «tan buenas como parece» En su libro Theology of the Body Explained, Christopher West escribe: «Sin referencia al plan original de Dios y su esperanza de restauración en Cristo, la gente tiende a aceptar la discordia… ‘como si fuera así'». ¿Te suena familiar? Si todos pensamos que esta vida es «lo mejor que hay», quizá nos estemos perdiendo algo y ni siquiera lo sepamos. West continúa: «Cuando normalizamos nuestro estado caído, es como si pensáramos que es normal conducir con las ruedas pinchadas. Intuimos que algo va mal, pero cuando todo el mundo conduce en el mismo estado, carecemos de un punto de referencia para algo diferente». Me encanta esa imagen. Piénsalo: tu corazón, tu vida, son los «neumáticos». La unión perfecta con Dios, su amor por nosotros y nuestro amor por él, es el aire para nuestros neumáticos. En el plan original de Dios, vivíamos en comunión con Él y estábamos llenos del amor de Dios; nuestros neumáticos estaban llenos. Se supone que tu vida está llena de alegría, paz y amor. En el Evangelio de Juan leemos: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10). También nos dice: «Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo» (Juan 15:11). Esto es lo que Dios quiere para ti. Dios anhela que cada uno de nosotros se llene de amor. Esto es lo que sucedió en las vidas de Pedro y María Magdalena. Llegaron a conocer personalmente a Jesús y sus vidas cambiaron para siempre. Llegaron a conocer el amor y el anhelo de amor de Jesús. En Jesús, con Jesús y por Jesús, sus corazones se inflaron. La pregunta es la siguiente: ¿Cómo están tus neumáticos? ¿Están inflados o desinflados? ¿Crees que esta vida no da más de sí? ¿Tienes hambre de más en la vida? Si es así, ¿de qué tienes hambre exactamente? En esta Cuaresma, ¿qué quieres realmente de Dios?

Para tu oración Quédate aquí diez minutos más. Hoy reza con el Salmo 63 o el Salmo 42 (o ambos). Mientras lees, considera que estas mismas palabras son las que Jesús mismo habría rezado. ¿Qué palabras te llamaron la atención mientras rezabas? ¿Qué encontraste que se agitaba en tu corazón?

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