Cómo preparar la ceremonia
Pensad que la iglesia donde se va a celebrar vuestra boda es un templo, no una sala de “eventos”. Los que saben de bodas y ceremonias son los sacerdotes y ellos deben ser los que os orienten para la mejor celebración del matrimonio.
Hay páginas web que ofrecen ideas, con más o menos gusto, para las bodas. En cualquier caso hay que distinguir entre una boda en Las Vegas y una boda en una iglesia, que no es lo mismo. Hay cosas que cabrían en un salón de fiestas pero no en una celebración litúrgica.
A vosotros se os invita a celebrar el sacramento del matrimonio en un templo que pertenece a una comunidad cristiana y, aunque a veces la parroquia o iglesia cobre una cantidad por la celebración, no debéis pensar que la habéis alquilado y que por tanto tenéis derecho a disponer del espacio a vuestro gusto.
MUSICA
La música en las celebraciones en la iglesia no tiene la función de adornar o entretener. Tiene una función litúrgica. Debe ser una música que ayude al recogimiento, a rezar y alabar a Dios. Se toca y se canta en honor de Dios, para adorarle. No se canta en honor de los novios o los invitados.
A la hora de seleccionar el repertorio se ha de seguir este criterio. Por eso están excluidas las piezas que no sean de contenido o inspiración religiosa. A veces a los contrayentes les gusta una determinada canción por tener un significado afectivo y piden que sea interpretada en la Iglesia (ej: “La guerra de las galaxias” o la melodía de “Love Story”). Es mejor elegir para ello otro momento, como la entrada en el salón de celebración, al partir la tarta nupcial o el baile. Para la iglesia elegid siempre piezas religiosas (modernas o clásicas) y no pongáis muchas, sólo en los momentos principales, pues es una boda y no un concierto.
FOTOS
Es lógico que queráis tener un recuerdo del dia de vuestra boda, pero no tiene sentido hacer “reportajes” que más parecen de Hollywood que de una boda sencilla. En realidad, basta con algunas fotos de los momentos más importantes para tener en casa, repartir a la familia y para un sencillo álbum. A veces los fotógrafos ofrecen “posados”, “montajes”, “books” que son una exageración.
El fotógrafo en la celebración tiene que ser superdiscreto y no molestar ni interferir para nada. Si tenemos varias cámaras, más el video, focos, etc, aquello parece un estudio o una pasarela más que una Iglesia. Algunas iglesias tienen un fotógrafo autorizado a actuar en las celebraciones o el párroco se reserva el derecho de autorizar a otros. Respetad este criterio por que está hecho para evitar conflicos que desgraciadamente se dan en las iglesias en que se celebran muchas bodas.
En numerosas ocasiones los “salones” incluyen el reportaje fotográfico completo de la boda. Esto es un abuso porque el salón puede imponer un fotógrafo en su negocio, pero no en la iglesia. A veces dicen a los novios que le digan al cura que “el fotógrafo es un amigo o un primo que nos regala el reportaje”, induciéndoles a mentir y a cometer un fraude, muy pueril por otra parte.
FLORES Y DECORACION
Tratad de seguir un criterio parecido al de la música: lo más elegante, siempre, es la sencillez. No tiene sentido el derroche de flores. Las flores en la iglesia se ofrecen a Dios: no son un mero adorno. Por eso no hay que pensar en “decorar” sino en ofrecer algo digno. Hay veces que se convierte el templo en una auténtica selva, y es una pena por que las flores no duran mas de dos o tres días. Los floristeros, lógicamente, siempre tratarán de ofrecer auténticas “obras de arte” pero estáis en vuestro derecho de optar por la sencillez.
PARTICIPACION DE INVITADOS Y AMIGOS
A muchas parejas les hace ilusión que en la ceremonia de su boda participen familiares o amigos con distintas intervenciones o lecturas. También a veces les gusta introducir ritos emotivos o simbólicos. Conviene no cargar la ceremonia litúrgica, que de por sí es rica y da posibilidad de intervención a todos. Por eso hablad con el sacerdote y pedidle que os oriente sobre la oportunidad o no de introducir ritos en la ceremonia. Un buen momento para estos puede ser la celebración posterior en los restaurantes o salones, que suelen disponer de medios.
PADRINOS Y TESTIGOS
En el matrimonio tiene que haber dos padrinos, que presentan, acompañan y ayudan a los contrayentes y que normalmente suelen ser los padres de los novios (padre de la novia y madre del novio). En caso de que no puedan los padres, pueden ser hermanos, otros familiares o amigos. Deben asistir a la celebración dos personas en calidad de testigos que darán fe, con su firma, de que los novios se han dado el consentimiento. Aparte de estos dos testigos obligatorios podrán actuar como testigos y firmar el acta matrimonial tantas personas como se quiera.
PAPELEOS
Justo al acabar la celebración, el sacerdote, los nuevos esposos, los padrinos y los testigos firman el acta matrimonial, que quedará archivada en la parroquia. Además el párroco os entregará un sobre con unos impresos que habréis de llevar al Registro Civil para que vuestro matrimonio quede inscrito y os den el Libro de Familia.
Si no os han cobrado una cantidad fija por la boda, es bueno que penséis en dar un donativo a la parroquia. Los gastos de celebrar una boda no son muchos, pero se trata de que con motivo de vuestro enlace colaboréis con la parroquia, que vive en gran medida de las aportaciones de los fieles
Si podéis, procurad que al salir de la iglesia os echen sólo arroz (no pétalos, confeti, garbanzos, etc) y a ser posible fuera, no dentro de la Iglesia. Pero esto es difícil, ya que a ver quién controla a los invitados.
CONFESION
¿Qué pasaría si a tu boda fuese un invitado sin haberse cambiado, sucio y mal arreglado? Llamaría bastante la atención, y pensarías que ha puesto poco cariño en prepararse para acudir a tu fiesta. Lógicamente no le echarías a patadas, pero te sentirías un poco mal. Pero, ¿y si es el novio el que acude sin afeitar, sin peinarse y sin ponerse lo que le has regalado? ¿y si la novia va con greñas y las uñas mal pintadas? ¡Vaya boda más rara! ¿no?
Para nosotros es importante el aspecto exterior. A Dios le importa nuestro interior: nuestra alma.
Para celebrar un sacramento es necesario que nos preparemos adecuadamente. En tu boda vas a recibir dos sacramentos, el matrimonio, del cual eres el ministro, y la eucaristía. Dos regalos que Dios te ha preparado con todo el cariño y que ha hecho posible que recibas al costo de su propia vida, entregada por tí en la cruz. Lo menos que puedes hacer es prepararte para acudir lo más dignamente posible a la Fiesta de Dios.
«Para aquellos que han estado retirados del sacramento de la Reconciliación y de la vida de indulgencias, yo les hago esta súplica: regresad a esta fuente de gracia; no temáis. Cristo os está preparando. El os curará y vosotros estaréis en paz con Dios”. (Juan Pablo II)
La Confesión es una excelente oportunidad para que los futuros esposos empiecen una nueva vida y reciban todas las gracias necesarias para que su matrimonio tenga éxito. Se recomienda una Confesión general por todos los pecados de la vida pasada, especialmente en los casos en los que hayan pasado varios años desde la última confesión y antes del matrimonio.
El requerimiento básico para una buena Confesión es tener la intención de regresar a Dios, como el hijo pródigo, y confesar los pecados con verdadero arrepentimiento ante su representante, el sacerdote. Muchas parejas han encontrado que este sacramento, aparte de su beneficio espiritual, les ha permitido llegar al matrimonio con más alegría.
¿POR QUÉ TENGO QUE PEDIR PERDÓN?
Todos tenemos la satisfacción de haber hecho muchas cosas buenas en nuestra vida, pero tenemos que ser humildes: también hemos realizado cosas malas. No siempre acertamos. Muchas veces nos equivocamos o actuamos por egoísmo, ira, interés propio… Tenemos inclinación al mal y cometemos errores y pecados. No podemos negarlo. Los demás lo ven.
Y sobre todo, lo ve Dios, que todo lo sabe y ve en lo más profundo de nuestro corazón. No hay nadie que, con amor a la verdad, pueda decir: “Yo no tengo nada de qué arrepentirme”. Si miramos con honradez en nuestro interior encontraremos muchas cosas de las que arrepentirnos y pedir perdón, a Dios y a los demás. Al que se cree perfecto le pasa lo que al fariseo de la parábola que cuenta Jesús en el evangelio:
Dos hombres fueron al Templo para orar, uno fariseo y otro publicano. El fariseo oraba de pie diciendo: ‘Oh, Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, ni como este publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que poseo’. En cambio el publicano no se atrevía a levantar sus ojos al cielo y decía dándose golpes en el pecho: ‘Oh Dios, ten compasión de mí que soy un pecador’. Os digo que éste bajó justificado a su casa y aquél no. Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado (Evangelio de san Lucas 18, 10-15).
El ser humano ha de reconocer sus miserias para poder recobrar su grandeza espiritual y la dignidad que le es propia. En el fondo, todos queremos liberarnos de los pecados que nos impiden descubrir el verdadero sentido de la vida y vivir en buena relación con Dios y con los demás. Pero, ¿cómo hacerlo?
¿POR QUÉ NO PUEDO CONFESARME DIRECTAMENTE CON DIOS?
Es necesario pedir perdón a Dios, porque Él puede perdonar como desee. Pero Jesús nos dijo cómo quería hacerlo de forma habitual. Después de resucitar instituyó el sacramento de la Confesión cuando dijo a los Apóstoles: “Recibid el Espíritu Santo, a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Evangelio de san Juan 20, 22- 23):
Para que el Señor nos perdone nos hemos de confesar. La Confesión no es algo humano, ni es sólo decir los pecados a otro pecador como nosotros. Es un misterio sobrenatural: es un encuentro con el mismo Cristo en la persona del sacerdote, que en esos momentos hace sus veces.
QUÉ ES LA CONFESIÓN
También se llama “sacramento de la Reconciliación”, “sacramento de la Penitencia” o “sacramento de la alegría”, porque Dios está siempre dispuesto a perdonarnos. Uno de los más grandes motivos de optimismo y de alegría es que todo tiene arreglo, porque Dios tiene la última palabra, y esa palabra es de Amor misericordioso. Hasta que no tengamos experiencia de ese amor y del perdón de Dios no alcanzaremos la paz interior que buscamos.
¿Y si uno piensa que volverá a pecar? Dios sólo te pide que tengas el firme propósito de no pecar. En la medida en que uno va viendo el abismo que existe entre él y Dios, crece su aversion, su rechazo del pecado. A Pedro le pasó. En la última cena le dijo a Jesús: “Jamás te dejaré…”. Pero pronto le negó y luego lloró amargamente. Pedro sentía un gran dolor por haber pecado, porque cada vez quería más a Jesús. El Señor le otorgó el Primado sobre toda la Iglesia.
PASOS PARA LA CONFESION
a) Hacer un examen de conciencia
b) Tener dolor por los pecados cometidos
c) Hacer un firme propósito de no volver a pecar
d) Decir los pecados al sacerdote que confiesa
e) Cumplir la penitencia que el sacerdote nos impone en la confesión
¿QUÉ PECADOS DEBO CONFESAR?
Debes confesar todos los pecados graves que recuerdes. Y conviene confesar los pecados veniales porque ayuda a formar una recta conciencia.
Para preparar la confesión haciendo un buen exámen de conciencia te puede ayudar hacerte estas preguntas. También puedes pedir ayuda al sacerdote:
– ¿Cuando fué mi última Confesión?
– ¿He dudado o negado deliberadamente verdades de la fe católica?
– ¿Amo a Dios sobre todas las cosas? ¿He sido supersticioso o practicado el espiritismo? ¿He tomado el nombre de Dios en vano? ¿He blasfemado? ¿He jurado sin necesidad o sin verdad?
– ¿Me he confesado al menos una vez al año?
– ¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?
– ¿He faltado a Misa los domingos o los demás días de fiesta?
– ¿He callado por vergüenza, en alguna Confesión anterior, algún pecado grave?
– ¿He comulgado alguna vez en pecado mortal?
– ¿He desobedecido a mis padres o superiores?
– ¿He tratado mal a mis hermanos, hijos u otras personas? ¿Me niego a perdonar?
– ¿He practicado, aconsejado o facilitado el grave crimen del aborto?
– ¿He faltado a la caridad, despreciando a los demás con el pensamiento, las palabras o las acciones?
– ¿He hablado mal de otras personas?
– ¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien?
– ¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, mi modo de vivir, mi conducta desordenada o mi consejo?
– ¿Tengo amistades que son ocasión de pecado? ¿He decidido dejarlas?
– ¿He utilizado la sexualidad en contra de los planes de Dios, ya sea conmigo o con otras personas?
– ¿Consiento pensamientos y deseos obscenos?
– ¿Me dejo llevar por la pereza en el cumplimiento de mis deberes?
– ¿He tomado drogas? ¿Me he emborrachado, drogado o comido con exceso?
– ¿He cogido dinero o cosas que no son mías? ¿He sido honrado en mis negocios? ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?
– ¿He calumniado o descubierto, sin causa justa, defectos graves de otra persona, aunque sean ciertos, pero no conocidos? ¿He hecho juicios temerarios contra el prójimo? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
– ¿He mentido?
Un último consejo: no dejéis la confesión para el mismo día de la boda o el día anterior. Intentad hacerlo unos días antes, con calma. Normalmente a cualquier parroquia o iglesia que vayáis podéis decirle al cura que como os vais a casar en pocos días necesitáis confesaros y el cura os facilitará todo y os ayudará.