Mientras más tiempo pasamos con alguien, más llegamos a conocerlo. Oímos lo que dicen y queremos saber por qué lo dicen. Nos fascinan sus pensamientos. Llegamos a conocer su historia. Si pensamos en el enamoramiento, nos damos cuenta de que éste es el patrón de las relaciones ordinarias. El «enamoramiento» es una experiencia de fascinación por alguien que no somos nosotros mismos. La arquitectura de nuestras almas es tal que fuimos hechos para trascendernos a nosotros mismos. Imaginemos por un momento lo que ocurrió en las vidas de Pedro y María Magdalena. Ambos pasaron mucho tiempo con Jesús. No sólo le escuchaban cuando hablaba a las multitudes, sino que ambos tuvieron tiempo sagrado a solas con él. Escuchaban lo que decía y se fascinaban cada vez más con la razón por la que lo decía. Llegaron a conocer sus pensamientos, su historia, lo que era importante para él. Llegaron a conocer el amor. Cuando pasamos tiempo con Jesús, una cosa queda clara: el amor. Jesús es amor. Jesús reveló el amor. Habló de amor, mostró amor y respondió con amor. Todo lo que hacía, todo lo que era, tenía que ver con el amor. Jesús irradiaba amor. Jesús estaba motivado por el amor. Este viaje épico hacia Jerusalén trata de una cosa: amor. A lo largo del viaje, mientras Jesús enseñaba, «un abogado se levantó para ponerle a prueba, diciendo: ‘Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?’. Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella? Él respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo. Y él le dijo: ‘Has respondido bien; haz esto y vivirás'» (Lucas 10:25- 28). La historia no termina aquí, pero detengámonos ahora en lo que Jesús acaba de decir: ¿Qué es el amor? El Papa Benedicto XVI escribió en Deus Caritas Est: «El amor de Dios por nosotros es fundamental para nuestra vida, y plantea importantes cuestiones sobre quién es Dios y quiénes somos nosotros. Al considerar esto, nos encontramos inmediatamente con un problema de lenguaje. Hoy en día, el término «amor» se ha convertido en una de las palabras más usadas y más mal empleadas, una palabra a la que atribuimos significados muy diferentes».3 A pesar de los problemas lingüísticos modernos, la definición del amor de Santo Tomás de Aquino es verdadera y está probada: «Amar es querer el bien del otro».4 A menudo experimentamos sentimientos de amor, pero el amor no es simplemente un sentimiento. El amor es algo que se hace. Este viaje a Jerusalén gira en torno al amor. Motivará a Jesús, cautivará a los pecadores y será demasiado para algunos escribas y fariseos.
Para tu oración Quédate aquí diez minutos más. Hoy ora con 1 Corintios 13:1-7. Mientras lees, considera cómo estas palabras describen la forma en que Jesús te ama. Pasa algún tiempo con Jesús. Habla con él sobre el amor. ¿Qué palabras te llamaron la atención mientras orabas? ¿Qué encontraste que se agitaba en tu corazón?
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