Jesús emprende su viaje a Jerusalén, y también todos los que están con él. Leemos en Lucas 9,52: «Envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en una aldea de samaritanos, para prepararle». Jesús se dirige a Samaría y, mientras está allí, espera que la gente esté dispuesta a recibir todo lo que tiene que compartir con ellos. Los mensajeros de Jesús tienen la tarea de hacer provisiones para su llegada. Esto incluye cosas prácticas como comida y agua, alojamiento y un lugar para enseñar. En tiempos de Jesús, los samaritanos y los judíos no tenían nada que ver entre sí. Su animosidad tenía sus raíces en divisiones que se habían producido siglos antes, por lo que la decisión de Jesús de entrar en Samaria habría causado un gran revuelo. Los samaritanos habrían hecho muchas preguntas a los mensajeros enviados para preparar el camino de Jesús. Sobre todo, habrían querido saber qué haría y diría Jesús. El comienzo de nuestro viaje a Jerusalén coincide con el comienzo de otro viaje: la Cuaresma. Como alguien que caminará con vosotros en el camino, os pido que penséis cómo, juntos, podemos prepararnos para Jesús. Los samaritanos se habrían preguntado: «¿Qué hará y qué dirá?». Probablemente tú te estés preguntando lo mismo. Yo también. Podemos empezar admitiendo que no lo sabemos. Puede que seas un veterano de la Cuaresma. Puede que incluso haya leído otros libros del Acompañante de Cuaresma de Ascensión. Puede que pienses que Jesús no puede hacer ni decir nada más. Pues bien, igual que nadie sabía exactamente lo que Jesús iba a hacer y decir entonces, tú tampoco sabes lo que te tiene reservado para esta Cuaresma. Te pido que estés abierto. Que estés presente en el momento presente. Deja ir tus expectativas. Deja que Jesús haga y diga lo que quiera. Jesús es quien te ha invitado a este viaje a Jerusalén. La Cuaresma es tanto un encuentro como un tiempo litúrgico. La Cuaresma es un encuentro con Jesús. Aunque nos encontremos con la misma persona, nosotros -tú- no somos la misma persona que tiene el encuentro. Debido a tus experiencias y crecimiento, eres diferente ahora que el año pasado o durante cualquier Cuaresma en el pasado. El amor de Jesús por ti es único, y Jesús busca amarte dentro de las circunstancias particulares de tu vida como es ahora. Nunca has estado aquí, ahora, como eres ahora. Así que te lo repito: ábrete a él. Permanece en el momento presente. Deja ir tus expectativas. Deja que Jesús haga y diga lo que quiera.
Para tu oración Quédate aquí diez minutos más. Hoy reza con Jeremías 29,11-14. Confía en quien te habla a través de estas palabras y dale permiso para que te guíe. ¿Qué palabras te han llamado la atención mientras rezabas? ¿Qué has encontrado que se agita en tu corazón?
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